Asi decía el asunto del email que recibí hace unas noches atrás mientras cenaba con mis amigas unas papas fritas en una estación de servicio en nuestro camino a la playa.
Estabamos de camino a uedé en shock, como lo quedaría Peter y como debe haber estado Graciela. Abrí el email, y era ella, empecé a leer en voz alta y me corría calor por todo el cuerpo, mientras mis amigas gritaban. No lo podía creer, teníamos novedades, teníamos un acierto. Lo que parecía difícil, terminó siendo fácil.
Graciela comenzó escribiendo que mi email le trajo muchísimos recuerdos. «No sé si Peter te ha contado de aquellas cuevas míticas, en un lugarcito llamado Tiznit. Estaban encaladas y tenían nichos en las paredes, ya que allí los pescadores guardaban sus aparejos. Yo viajaba con una pareja amiga, que a la semana querían ir ya a España. Yo quería quedarme, pero viajar sola en aquella época hubiera sido difícil. Conocimos a Peter en un youth hostel y decidimos viajar juntos – a dedo, que también era algo poco común. Me extraña que Peter recuerde después de tanto tiempo no solo mi nombre, sino mi dirección (Chacabuco es la calle, no el lugar)», contaba en el email.
También me dijo que había estudiado antropología en Buenos Aires y vive en Holanda desde hace muchos años. Se casó con un holandés pero no tuvo hijos y claramente me pidió el email de su ex compañero de viaje.
Lo llame a Peter por teléfono y quedó desconcertado. No me creía, no me podía responder. Asi que le envié a Graciela su email, y me contestó que ya le escribiría.
Gracias a todos los que se sumaron a esta hermosa historia, compartieron y ayudaron a buscar a Graciela.
¡Lo logramos! Y continuará…
Los aplausos se los lleva @raquel3789_ que fue quien encontró el email de Graciela.