Son famosas en el mundo por su cuello de jirafa. Apenas las vi me impresione. No se bien que me generó. Pero creo que un poco de angustia. Hasta que me acerque y les empecé hablar.
La más chica se llama Munnui (espero que se escriba así) y la acompañan su mamá y su abuela. Cuyos nombres me fueron dificilisimos de acordarme.
Munnui tiene 19 años y desde chiquita, al igual que las demás, le pusieron éstos aros. A medida que van creciendo se van colocando uno más grande. Y así, por defecto, su cuello se va estirando. También se ponen éstos en las muñecas y rodillas.
Me contó que no se lo pueden sacar nunca, ni para dormir, ni para bañarse. La tradición es así.
En el pasado creían que cuanto más alto era su cuello más atractivas eran para los hombres de su etnia y era un signo de riqueza. Pero hoy sólo lo hacen para ganar plata con los turistas.
Me probe uno y es pesadísimo. Más pena me dio.
No se las ve triste, es más, te hablan y se ríen. ¿Pero su mirada? A veces transmite otra cosa. Ellas saben que hoy lamentablemente son un producto turístico. Por suerte su sociedad empezó a cambiar.
Munnui con su mamá y abuela fueron condenadas a esto. Al igual que tantas otras. Nunca pudieron decidir si lo querían. Tradición o no, fue de generación en generación. Me pregunte por su libertad. Pero ahí están. Sentadas en la puerta de un local de artesanías, solo para atraer a turistas al lugar. En el cual no compre nada porque hoy me di cuenta que no quiero ser parte de un turismo que genere plata a costa del sufrimiento de la gente.
-Hay mucho más sobre ellas que pronto les contaremos.
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