Una visita a Río de Janeiro

Vista desde Trilha De Morro Dois Irmaos

Desde que puse mis pies en esta ciudad me impresionó que me lo pasaba diciendo: “Mirá, se ve el Cristo”. Este monumento tan conocido se puede observar desde todos los puntos de la ciudad. Algunos dicen que fue un regalo de los Franceses a Brasil, pero también se comenta que se construyó con plata recaudada por la gente local. Lo dejo en duda. Lo cierto es que se convirtió en un ícono de Río de Janeiro y es considerado una de las Maravillas del Mundo. Millones de turistas llegan hasta aquí para visitar este ícono, por lo que me pregunto qué sería de ésta ciudad sin el famoso Jesús.

En mi opinión Río tiene más cosas que ofrecer y aunque para muchos es una de las mejores ciudades del mundo, en lo personal no está en mi preferidas. Coincido que tiene mucho verde, morros, y playas muy lindas con agua cristalina, pero hay algo que no me terminó de enamorar. Es verdad que ir caminando o dando un paseo en bicicleta, como lo hice desde el barrio de Gávea, pasando por la laguna Rodrigo de Freitas, hasta llegar a Copacabana, es muy lindo, tiene su mística. Entre el verde, las bici-sendas, mucha gente entrenando, uno no siente que está en una metrópolis y puede disfrutar del aire libre. Pero cuando se hace el recorrido por la costa desde el barrio de Leme, pasando por Copacabana, Ipanema hasta llegar a Leblon pueden pasar dos cosas. Una es que te sientas verdaderamente en un ambiente carioca, entre caipiriñas y partiditos de futbol, o que te agobies por la cantidad de gente o termines preocupandote de que no te roben. Pero lo que sí es verdad es que un chapuzón en el mar azul o contemplarlo siempre hace bien al alma.

Pedra do Arpoador, el lugar perfecto para disfrutar del día y atardecer.

Una de las cosas por las cuales decía que Río no está dentro de mis preferidas es porque en lo que respecta a la arquitectura me pareció una ciudad más bien antigua, sin demasiadas estructuras pintorescas. El otro punto fue que la gastronomía no me apasionó, los brasileros alardean que su carne es superior que la Argentina y que son mejores asadores, pero siendo objetiva sigo encontrando la nuestra mucho mas sabrosa. Y en cuanto calidad-precio, Argentina sigue ganando. De todos modos, el bowl de acaí es para comer todos los días a cualquier hora.

Por otro lado, el atardecer es algo que siempre tiene que estar presente en los viajes y visten a cada sitio con más encanto. Así que ésto sumó puntos para Río, ya que ir a la bajada del sol en las rocas “Pedra do Arpoador”, al final de la playa de Ipanema, es algo que no puede faltar en esta visita. Pero la recomendación es no ir un domingo, porque la multitud que se congrega es impresionante, y el calmado atardecer se puede convertir en un loquero.
Sim embargo, donde también pude disfrutar de éste evento fue en “Mureta da Urca”, una zona portuaria, donde la gente se junta a tomar una cerveza, picar algún pan de queso, y lo bueno es que es más tranquilo que otros barrios.
Desde aquí se puede visitar Red Beach, una playa más pequeña pero con un encanto particular ya que está entre morros y en zona de acantilados. El agua del mar deja de ser azul cristal para tomar un color más verde, que hace contraste con su arena rojiza, de ahí proviene su nombre. En uno de estos morros hay un trekking muy lindo llamado “Trilha do Morro da Urca”, desde donde se disfrutan unas vistas de 360 grados de la playa, del puerto y del Cristo, obviamente.

Por las calles de la Favela Vidigal

“Quadras de basquete do Aterro do Flamengo”, es uno de los lugares que también vale la pena pasar un día disfrutando del verde extenso de los parques, con la playa al frente. Es el sitio elegido por las familias para hacer un pic-nic, comer un asado, hacer deportes, ya que tiene canchas de fútbol, básquet y hasta un skatepark. Así se convierte en la opción perfecta si uno quiere estar más relajado que en Copacabana por ejemplo. Desde aquí se puede pasar por el centro de Botafogo y disfrutar de su ambiente.

Desde Morro da Urca se aprecia la playa roja.

Si hay una conversación en común en cualquier lugar de Río entre los locales es sobre la inseguridad, qué lugares ir y cuales no. Las Fabelas tienen mala fama pero hoy no todas son inseguras de hecho la Fabela Vidigal, se encuentra al lado de Leblón, uno de los barrios más caros, y es por ella por donde hay que pasar para poder visitar la vista más preciosa de Río de Janeiro. “Trilha De Morro Dois Irmaos” es un trekking que arranca al final de Vidigal y después de bastante esfuerzo, porque es empinado, húmedo y si le sumas el calor, llegas a una de las vistas más hermosas de la ciudad. El verde, el mar, la arena, la tranquilidad. Desde esta altura se respira todo esto, dejando atrás el caos. Así fue que se convirtió en mi punto preferido.

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